... que, seguramente, será la última edición sin presencia de las carreteras, pueblos y aficionados a pie de ruta, de nuestra región, porque cada día está más claro que el año próximo, la Vuelta 2011, pasará por el País Vasco, y alguna (o dos) de nuestras ciudades será final de una etapa y principio de la siguiente.Pero, aun sin nuestra región, nuestra Vuelta es mucha Vuelta, es la mejor carrera ciclista del mundo ... después de su majestad Monsieur Le Tour.
Y nosotros (como españoles de pro y practicantes del bello y duro deporte de las dos ruedas), para ser partícipes del acontecimiento, y no sólo como espectadores de televisión (el año que viene lo haremos en la cuneta de alguna carrera vasca), el 20 de agosto nos fuimos a escalar Peña Cabarga, que la "serpiente multicolor" subirá en competición en la etapa decimocuarta, el día 11 de septiembre.
2 comentarios:
Muy buenas, don Ferchu.
Leo éstas sus líneas después de haberme enterado, ayer, de la muerte, a la temprana edad de 50 años, del que fuera muy soberbio campeón francés Laurent Fignon.
La causa, un cáncer de las vías digestivas. Y después de haber dado a conocer ( Paco siempre viene con la rebaja ) que durante su vida deportiva se hartó de meterse cortisona y anfetaminas.
Durante muchos años, desde chaval, y aunque yo personalmente no practico este deporte, seguía con gran disfrute el ciclismo profesional, por pura admiración hacia él y a sus practicantes. Hasta, concretamente, 1999, cuando empezó lo del caso Festina y toda la hipocresía y porquería que ha habido desde entonces hasta ahora.
Está claro, con tan duras y tan maratonianas jornadas, que los ciclistas profesionales tienen que meterse lo que sea. Lo sugería hace unos años el ex ciclista alavés Javier Mauleón : "El que piense que todo eso lo hacemos únicamente a base de espaguetis, lo tiene claro". Lo sugería creo que este mismo año el propio Federico Martín Bahamontes, en una entrevista que concedió a El Semanal : como en su tiempo no estaba extendida la farmacopea, cada uno se las arreglaba como podía, y él lo hacía a base de carajillos.
También hace unos años, un buen ciclista que corría en aficionados me confesaba que en profesionales se dopaban absolutamente todos. Que luego les pillen a unos sí y a otros no, ya es cosa de intereses creados. Lo cual es absolutamente creíble. Unos cuantos años antes, allá por el tercer Tour de Armstrong, o así, le ví al estadounidense subir un puerto de los Alpes con la misma soltura que el mejor escalador que he tenido oportunidad de ver, Marco Pantani, pesando mucho más que éste, y habiendo reconocido éste también que se dopaba.
¿ Que qué quiero expresar con esto ? Muy sencillo. Que yo soy uno de tantos seguidores que tiene de menos actualmente el ciclismo profesional, después, como he dicho, de haberlo seguido con gusto. No volveré a ver, como vengo haciendo desde hace mucho, una sola etapa por televisión, mientras no se dejen de una vez de hipocresía. O todos, o ninguno.
Si no tienen que meterse nada, redúzcanse las etapas a trazados que un cuerpo humano pueda sobrellevar. Si mantenemos el ciclismo como está ahora, dejen en paz a los corredores. Eso sí, siempre previniéndoles de los perjuicios que les pueda causar a su salud lo que quiera que se metan.
Con lo de Fignon, me vienen a la cabeza, muchos otros ex corredores que murieron a edades tempranas, como José Manuel Fuente "Tarangu", Vicente López Carril...por hablar sólo de los del ciclismo épico de otras épocas. Recuerdo mucho a Fuente en su época de director del CLAS, con dificultades de expresión más que patentes.
Todo muy triste, don Ferchu.
Un saludo cordial.
Saludos, D. Aitor.
Coincido con su comentario, al margen de que Laurent no me cayera bien ...
Hay demasiadas muertes inexplicadas de ex-ciclistas y tambien de algunos jovenes en activo; me contó un periodista de Bilbao quie seguía habitualmente la Vuelta para un diario local, que en ciertas etapas (hace años) los ciclistas llegaban a meta echando espuma por la boca ... me viene tambien el recuerdo de Tom Simpson subiendo el Mont Ventoux. Y Anquetil, a quien pude saludar en Bilbao un par de años antes de que muriera, tambien joven; su aspecto me pareció el de un anciano muy enfermo.
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