Tenemos oído (o quizás leído) un viejo sucedido de cuando Manuel Fraga, poco después de ser nombrado Ministro de Información y Turismo, y ya desde el principio dedicado a su ingente tarea de poner en marcha el reformismo del anterior régimen, inauguró las hoy habituales "ruedas de prensa".
Pues bien, en una de aquellas primeras ruedas de prensa sonó, y sonó mucho, y siguió sonando, un teléfono que había en una mesa auxiliar en la sala donde se celebraba la rueda de prensa. Aguantó el tipo de D. Manuel, pero al terminar, ordenó que se retirara el telefóno antes de la rueda de prensa de la siguiente semana.
Y llegó la semana siguiente, pero el teléfono estaba en el mismo sitió y volvió a sonar insistentemente y a interrumpir al Sr. Ministro, que se cabreó mucho más que la semana anterior. Por lo que, al terminar, reprochó a quien había encargado dias antes que se quitara el teléfono, que no lo hubiera hecho, y que el aparato de marras siguiera en su sitio y sonando a deshora.
No se achantó el funcionario de marras: "Mire usted, D. Manuel, aquí en el Ministerio, mover una silla cuesta mucho más de lo que a usted le costaría en su casa mover un piano de cola". Impresionado por la respuesta, reiteró su orden de retirar el teléfono y se centró en sus ocupaciones.
Una semana despues, nueva rueda de prensa del Ministro Fraga, el teléfono seguía allí y de nuevo volvió a sonar ... y nada más hacerlo, D. Manuel saltó de su silla, extrajo de su cartera una gran tijera, en dos zancadas se acercó al teléfono, y con un rápido, hábil y enérgico movimiento de muñeca, cortó el cable del teléfono, que dejó de sonar al instante.
Volvió D. Manuel a su silla, y ante el estupor general contó el asunto, así como la respuesta del funcionario, concluyendo con un rotundo: "a partir de este momento, aquí en el Ministerio, mover un piano de cola costará menos de lo que a mi me cuesta mover una silla en mi casa".
Tampoco hay que echar al zurrón del olvido la famosa frase del hermano de Juan Guerra, cuando dijo en 1982 que a España no la iba a reconocer ni la madre que la parió.
El agujero que se ha encontrado Mariano Rajoy al asumir la Presidencia del Gobierno, y poder analizar a fondo las cuentas que le había dejado su predecesor (el ínclito ZP), es de una dimensión colosal, y parece que no hay quien pueda arreglarlo. Salvo Don Supermariano.
Y como el Sr. Rajoy tiene experiencia de gobierno en una coyuntura anterior muy similar (aunque no tan grave), tiene ideas y, sobre todo, tiene el Boletin Oficial ... esto aún puede tener solución.
Y como el Sr. Rajoy tiene experiencia de gobierno en una coyuntura anterior muy similar (aunque no tan grave), tiene ideas y, sobre todo, tiene el Boletin Oficial ... esto aún puede tener solución.
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