No vamos a sumarnos a quienes ya se han lanzado a por la cabellera de Mr. Armstrong (¡cogna!, podría haberse apellidado "Legsstrong"), esperemos que, tras un proceso justo, con todas las garantías, se alcance el descubrimiento de la verdad material, y cuando se sepa todo, que se produzcan las consecuencias legales correspondientes. Y añadimos que sería una auténtica lástima que un hombre que fue capaz de superar un cáncer, quizás con el estímulo de verse algún día en el podium de París, acabe perdiéndolo todo por haber hecho trampas, ¡qué así no sea!.
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