Las condenas penales son el primer paso, pero sólo el primero, del largo periplo necesario para que el delincuente ingrese en prisión; suponemos que, de entrada, esta será una sentencia no firme, susceptible de recurso. Y después veremos un rosario de excusas para evitar el ingreso en prisión: ¡a ver qué pasa con la archiconocida corrupta (al menos para sus paisanos) Sra. Munar!.
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