Muy jodido tiene que andar Urcuyo para no tomar medidas contra Toña, ¡bueno “lamedida”! por antonomasia, o sea, su cese.
Ahora va a resultar que Urcuyo prefiere aparecer como un blandy-blu, como un membrillo, frente a un subordinado que le ha chuleado, ocultándole información muy sensible sobre su modo de trabajar, que ha concluido con una sentencia que le castiga con la inhabilitación durante 18 meses.
Frente a la firmeza (¿quizás excesiva?) de Sánchez con Gómez, akí, patxorra NaCi a tope. ¡Ah, bueno!, que lo de Sánchez y Gómez fue en Madril (perdone el paciente lector que usemos el "palabro" NaCi para denominar a la capital del Reino), y "akí" tenemos que guardar distancias con lo que hacen "allí".
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