¡Era de esperar!, si el presidente regional vasco, Sr. Urcuyo, no tenía valor suficiente para cesar a Toña, lo lógico era dejar la decisión de la continuidad de su gobierno a un ente abstracto ajeno, a una especie de ectoplasma NaCi, ¿cual?, una etérea comisión de ética, para juzgar la continuidad de un profesor de ética inhabilitado judicialmente por falta de ética ... ¡todo una pura coña!, Toña.
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