El
informado lector recordará el exceso, la sobreactuación, del pasado 20 de
febrero del presidente provincial del PP de Vizcaya ante Mariano Rajoy en su visita
a Bilbao, aquel sonoro, flamante, que ¡hasta parecía sincero! “estamos hasta los cojones de la corrupción”.
La
imagen de arriba que ponemos hoy en el blog es una captura del vídeo del
momento, al que se puede acceder pinchando aquí encima.
Fue
sucio, cruel y manipulador que un cutre presidente provincial (y sin oficio ni
beneficio) obtuviera de esa manera sus pocos segundos de gloria (¡ay!, Warhol);
el individuo buscó, y logró, que su grosera expresión fuera reproducida en
todas las televisiones de España, además, sin siquiera respetar el horario
infantil; el muy canalla lo sabía bien, a algunos medios les encantaría el
rollo: ¡lo que le faltaba al PP era que un presidente provincial cuestionara a
Rajoy en público, en una reunión de partido, rodeado de periodistas, con la corrupción
como motivo y con una expresión rotunda, rompedora y estudiada para dar el campanazo! (un campanazo de cojones).
Hoy
(desde el sábado que trascendió la noticia) sabemos que el 20 de febrero el jefe
del PP de Vizcaya hizo trampa una vez más. Ya sabemos que en el despacho de al
lado, el de los supuestos cojones, compartía espacio vital desde hace más de 20
años con su amigo el gerente provincial y con un contable a los que la sede
central del PP venía investigando desde hace meses y que desde el jueves están
suspendidos de empleo (¡aunque no de sueldo!), con prohibición expresa de acceder
a sus despachos y a sus ordenadores mientras se realiza una investigación más profunda,
para saber que ha sido de los 200.000 euros no justificados.
El
pérfido presidente provincial del PP de Vizcaya es responsable por acción, por
omisión, “in vigilando” o, simplemente, por tarugo, del problema de corrupción
que acabamos de conocer, aunque sea de larga evolución.
Además,
las torpezas políticas del individuo son innumerables: propició (¿a propósito?) que quedara
en evidencia en el Parlamento Vasco Jaime Mayor al renunciar a su segundo turno,
y ser incapaz de prolongar el primero, por lo que Jaime llegó tarde a un debate
y votación importantes; ha roto el partido en sus purgas internas para
perpetuarse en el poder (y en el sueldo), con la ayuda fundamental del gerente;
fue cómplice y partícipe del gravísimo error político de Arantza Quiroga que en octubre ’15 tuvo la dignidad de dimitir por su error (él no lo hizo, carece de
dignidad o quizás de “modus vivendi” alternativo); respaldó al concejal del PP de Durango que salió del armario nazi hace un año en Tenerife; y, ¡manda cojones! (expresión al gusto del mamarracho), el 20-D 2015 volvió a presentar al
susodicho durangués como candidato (suplente) al Senado en las últimas
elecciones generales; y no seguimos, pero el individuo es un mal político y
también una mala persona.
Veremos
en los próximos días en qué queda este episodio de corrupción en el PP de
Vizcaya, que dirige férreamente el que dice a Rajoy “estar hasta los cojones de
corrupción”.
El
jefe del PP de Vizcaya tiene que dar explicaciones públicas, tienen que aclarar
las cosas y, finalmente, debe presentar su dimisión con carácter irrevocable.
¡Ah!, y le deben acompañar en la dimisión
irrevocable el secretario provincial del partido, y la anterior, hoy secretaria regional.
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