Las cosas en el Servicio vasco de salud, me dicen, no van bien, incluso van a peor, o de mal en peor. Ya sólo queda la fachada. Las candilejas de ser la primera autonomía en España que afrontó (hace ya casi 25 años) la reforma de su sanidad regional, contando, además, con la sobrefinanciación del Concierto Económico, es ya una historia pasada.
Los nacionalistas se han dormido sobre los oropeles de la autocomplacencia ... hace tiempo que perdieron comba, pero siguen diciéndonos propagandísticamente que la sanidad vasca es la mejor ("¡ené badá!", hasta ahí podíamos llegar).
Tuvo que ser el anterior Presidente autonómico, Ardanza (el del mega-pijo-chalet en Urdaibai, por cierto, ilegal, fuera de ordenación y pendiente de la demolición parcial de sus demasías) quien desmintiera a su Consejero de Sanidad: cuando necesitó ser operado, recurrió a médicos españoles de otras autonomías.
El dilema que se plantea en la sanidad pública de la vieja Vasconia es claro: más dinero o recortar prestaciones; el modelo ha devenido en insostenible, la demanda es creciente (el eterno problema de la economía: necesidades crecientes y recursos limitados), se necesitan grandes inversiones y la plantilla esta sobrecargada, mal retribuida en algunos de sus estamentos y bastante insatisfecha.
(En la foto, concentración de trabajadores médicos en el Hospital Chagorrichu, Vitoria, el 22 de junio de 2007).
Los nacionalistas se han dormido sobre los oropeles de la autocomplacencia ... hace tiempo que perdieron comba, pero siguen diciéndonos propagandísticamente que la sanidad vasca es la mejor ("¡ené badá!", hasta ahí podíamos llegar).
Tuvo que ser el anterior Presidente autonómico, Ardanza (el del mega-pijo-chalet en Urdaibai, por cierto, ilegal, fuera de ordenación y pendiente de la demolición parcial de sus demasías) quien desmintiera a su Consejero de Sanidad: cuando necesitó ser operado, recurrió a médicos españoles de otras autonomías.
El dilema que se plantea en la sanidad pública de la vieja Vasconia es claro: más dinero o recortar prestaciones; el modelo ha devenido en insostenible, la demanda es creciente (el eterno problema de la economía: necesidades crecientes y recursos limitados), se necesitan grandes inversiones y la plantilla esta sobrecargada, mal retribuida en algunos de sus estamentos y bastante insatisfecha.
(En la foto, concentración de trabajadores médicos en el Hospital Chagorrichu, Vitoria, el 22 de junio de 2007).
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