Mi queridísimo Gregorio Ordóñez, a quien conocí y traté, aunque no con la intensidad que hubiera deseado, tiene aún dos problemas.
El primero es que no tiene cura (de aquí, vasco) que le rece, en cada enero la familia se las y se las desea para encontrar un cura que celebre la misa de aniversario.
Y el segundo es que el odio NaZionalista está tan vivo como siempre, incluso más, porque se fomenta en el sistema escolar desde la más tierna edad, así que los nuevos naZis se ceban en cuando pueden con el recuerdo de Goyo, y qué mejor lugar y ocasión, que embadurnar con pintura y soflamas pro etarras su tumba.
Es odio y cobardía, en proporciones adecuadas, es nacionalismo vasco puro y duro, tirar la piedra y esconder la mano.
¡Recibe un abrazo, querido Goyo, allá dónde te encuentres!.
¡Recibe un abrazo, querido Goyo, allá dónde te encuentres!.
Pie de Foto: Así amaneció ayer la tumba de Gregorio Ordónez, ¡valor NaZionalista a raudales!.
1 comentario:
Muchos vascos parece que se alimentan del odio. Desgraciado el pueblo que necesita héroes. Un abrazo a todos los amigos y familiares de Goyo. Y los creyentes que aprovechen para rezar algo por su alma.
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