Frases que tienen su aquel ...

“El nacionalismo es completamente anti-histórico.

Es una regresión a la forma más primitiva, cavernaria”,

Mario Vargas Llosa (XL Semanal nº 1.479, 28-02-2016)

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lunes, 11 de agosto de 2008

Juan Bas profundiza en la idea de que es legítimo el derecho a carecer de interés por el eusquera

Ya saben los habituales de este blog que le tenemos un gran aprecio a Juan Bas; en los posts de debutante dedicamos uno de los primeros comentarios a “Alacranes en tu tinta”, nos encantó su artículo “El derecho a carecer de interés por el euskera” (publicado mucho antes de que tuviéramos noticia de qué era un blog).
Sólo hemos tenido un desencuentro con Bas: cuando se dedicó a “canearinmisericordemente a un concejal durangués del P.P., por una cuestión de celos intelectuales (si hubiera sido de simples cuernos, de los de toda la vida, se lo habríamos pasado), y hacerlo aprovechando la posición de privilegio de ser el dueño y señor de su columna semanal en El Correo; nos quejábamos también de que, viviendo Bas en el Casco Viejo de Bilbao, “canear” al P.P. le supone la adquisición de un salvoconducto facilón y chusco (y por eso, rechazable) para deambular por los bares de la zona sin mayores problemas.
Dicho todo esto (y se nos ha ido de longitud el preámbulo) queríamos poner en suerte su artículo del pasado 6 de agosto, titulado “Consecuente”, que dice así:

Hace un mes me presentaron a un señor que criticó una columna mía publicada en esas fechas que se titulaba 'Normalizar', en la cual traté de hacer una sátira humorística de los todavía mayores desmanes a que podría llegar el nacionalismo vasco -si las urnas no lo impiden- en su afán por extender el uso obligatorio del euskera en el mundo de la empresa privada. Ponía ejemplos jocosos como el tren de la bruja o los puestos de castañeras.
Al señor en cuestión el artículo no le había hecho ninguna gracia y expuso su visión del asunto, en la que se repetía con frecuencia el verbo obligar y una lóbrega alusión filofascista a que a veces es necesario utilizar el palo. De repente, se me encendió la bombilla -una de 25 vatios, ya que la talla intelectual de la discusión no precisaba de mayor iluminación- y le pregunté o más bien afirmé que daba por supuesto que él hablaba euskera. El hombre puso cara de circunstancias y dijo que no, que él no. Naturalmente, la conversación terminó en aquel momento, invalidada por tamaña contradicción y autodescalificación para hacer proselitismo de la lengua que quería imponer a los demás pero él desconocía.
No es la primera vez que me encuentro con este fenómeno -me refiero a esa falta de consecuencia con el euskera- y abundan los ejemplos en otras materias, mucho más graves y dándose una contradicción más activa. El hipócrita y caradura senador norteamericano que encabeza movimientos para erradicar la prostitución en su Estado y luego se descubre que es el mejor cliente del burdel; el pastor religioso que predica la castidad y termina juzgado por pederasta o el juez anticorrupción acusado de prevaricar. «Vayan los hermanos a trabajar a la huerta que luego iremos a comer», que decía el prior del convento a los frailes. Poco hace falta añadir; hay cosas que hablan por sí mismas sin necesidad de comentarlas demasiado.
Si vamos a los extremos históricos, Fidel Castro instauró una especie de dictadura del proletariado personalizada en él, pero al menos dirigió personalmente, con peligro y esfuerzo, una revolución. Y el general Franco nos oprimió con su régimen fascista después de ganar una guerra civil. Sánchez Mazas instigó intelectualmente la matanza fratricida sin participar directamente en ella, sin mancharse físicamente las manos de sangre, al igual que el criminal de guerra Karadzic.
Lo menos que se puede pedir es que el que se dedica a quemar libros al menos sepa leer y tenga una somera idea de lo que echa al fuego.” (Link al original).

¿Está bien?, ¿verdad?.
Pues si quieren leer el artículo anterior … el que ha dado origen a éste … ¡esperen hasta mañana!. ¡Leñe!.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Bueno, a lo mejor canea al PP porque es de izquierdas, ¿no?