Una de las maniobras de Pachiló a la hora de convocar las elecciones autonómicas de Vascongadas, que tendrán lugar el mes que viene, allá por el 21, ha sido la de obviar, la de restar del debate ciudadano, la necesidad de un ERE para los políticos vascos, tan adeptos a la poltrona vitoriana del parlamentito regional.
Recuerde el lector que el Estatuto de Autonomía original establecía un legislativo de 60 butacones, que no esta nada mal para una región de tres provincias y dos millones de habitantes, y que, además, ya tiene sus tres mini-parlamentitos provinciales (las Juntas Generales). Pero que poco después (para las segundas elecciones autonómicas, las del ’84), previa modificación estatutaria, pasaron a 75 asientos-escaños-poltronas: una subida injustificada del 25%, que supuso un 25% más de parlamentarios silentes, de esos que van, están, no abren la boca … pero cobran, y además generan muchísimos gastos (personal de apoyo, escoltas, dietas y bicocas varias).
Pasados 28 años, comprobada la absoluta inutilidad del incremento de poltronas y teniendo en cuenta la necesidad de reducir el gasto público, la decencia aconsejaría suprimir esos 15 escaños añadidos, e incluso rebajar alguno más, para que los 75 inútiles que calientan asiento en el parlamentito vitoriano queden en, por ejemplo, 50 “chupópteros” pro-construcción nacional y asimilados (todos al final están siendo colaboradores necesarios en el desbarre NaZionalista pro-independentzia).
Pues ya ven, una más al debe del Pachiló.
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