Les tienen “comido el coco” (nos referimos a los pro-etarras) a bastante gente, demasiada; cada vez que los amigos de la Eta dicen algo, por pequeño e intrascendente que sea (¡pura estadística!) a mucha gente le tiemblan las carnes de satisfacción, y se ponen de parte del interfecto, como si hubiera dado el gran paso de desvincularse de una forma rotunda y definitiva de la actividad criminal de cinco decenios de la banda asesina nacionalista vasca. Y llevamos así muchísimos años, y todas estas maniobras solo han demostrado ser eso: pura maniobra falsa, puro humo, pura estrategia cortoplacista, normalmente en periodo preelectoral.
Así que no es de recibo que, según anunciaba hace un par de días el diario oficial del terrorismo, esto es, el periódico Gara, el día 28 de septiembre, justo antes de empezar la campaña electoral autonómica, el tal Otegui saque a la calle un libro-entrevista (“El tiempo de las luces”) para hacer caja, al menos de votos, para los suyos, y con una aportación nula a la condena del terrorismo nacionalista vasco; el muy sinvergüenza parece que se limita a indicar que “siente haber añadido un ápice de dolor” a las familias de las victimas de las “acciones armadas de Eta” (¡será joputa el tiparraco!). Es como decir que, para Arnaldín Otegui, el asesinado bien muerto está, y sólo siente que él mismo he añadido algo (“un ápice”) de dolor …
¿Pero qué dolor ha podido añadir este sinvergüenza que sea significativo cuando la viuda y los hijos de una víctima están ante el cadáver aún caliente de su marido o padre?, hecho pedazos por una bomba o con el cráneo taladrado por una bala a la altura de la nuca …
La familia de una víctima no está para monsergas de un portavoz de la banda; seguramente le trae sin cuidado lo que diga. Incluso si hubiera dicho lo que aún no ha dicho, ni entonces, ni ahora, ni nunca: que condena sin paliativos el acto criminal y que desea que sus autores sean detenidos rápidamente y puestos a disposición de la justicia: todo lo demás es una mierda y está de sobra, ergo, Otegui es una mierda y sobra.
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