Cuando la cosa va de discordia entre políticos
de tercera fila, sin oficio ni beneficio, de escasa o nula notoriedad pública y
carente del más mínimo reconocimiento social, los motivos de la bronca suelen
ser auténticas gilipolleces que esconden intereses personales muy miserables.
El fondo de la bronca en el PP vizcaíno no lo
llegaremos a saber nunca; lo cierto es que la rancia ejecutiva provincial en pleno mes de diciembre cesó de
portavoz (¡que no portavoza!, Sra. Aido) en las Juntas Generales del Señorío a
una señora a la que quizás conozcan en su casa, de no sabemos qué entidad
intelectual, personal o profesional, pero que vivía muy bien de las gabelas del
carguito, parece que quiso medrar en su partido, que le salieron mal las
correspondientes jugadas … ¡y a la rue!, c’est fini!.
Y, por cierto, nos dicen que la individua sólo ha recibido una modesta ración de la medicina que ella misma administraba en grandes dosis a los demás cuando su posición era la de jefa (o servidora de los jefes) del chiringuito.
Más información pinchando aquí encima para enlazar con la noticia.
Pie de las fotos: la de arriba la hemos tomado prestada de la edición electrónica de El Mundo de País Vasco de este pasado martes, y la de más abajo es una simple ampliación del córner inferior derecho de la anterior (para resaltar los "cafelitos" y bollería fina de la discordia de la portavoz).
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