La toma de posesión de Arturín Mas, el día de Nochebuena, fue un alarde de estupidez ombliguista, y de desprecio a la ley y, probablemente, de falta de capacidad intelectual, de incomprensión lectora (véase el Real Decreto nº 1.713/2012 de su nombramiento), pues bien, suprimió la imagen del rey, que tradicionalmente presidía el acto (el suyo de hace un par de años, sin ir más lejos), despreció al Ministro de Hacienda y Administraciones Públicas que, en nombre del Gobierno de la nación, acudió al acto y, además, se permitió el lujo de convertir su toma de posesión en una proclama chulesca que pretendía poner la pelota en el tejado del vecino.
Para la gente seria la toma de posesión de Mas fue patética y "lamentabla". Nos gustó el Ministro Montoro, que cuando salió de la pantomima, pasó por delante del engreído "president" sin ni siquiera mirarle ... ¡ahora toca tomar medidas!.
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