Hace unos días, la Vicelendacary del Gobierno de España, en funciones de cabeza de lista de la candidatura de ZP por la circunscripción de Valencia, haciendo precampaña, visitó a los currelas (como uno mismo, ¡podía haber venido a mi taller!), de la ford de Almusafes; la cobertura informativa fue muy amplia. Ella, elegantísima como siempre, digna de la portada del Vogue, y con un atrezzo de dos docenas de hombretones con buzos de mahón y con las manos sospechosamente límpias … ¡sólo falló el mensaje!, quiso explicar, más a los espectadores de los telediarios que a los figurante en escena, que la economía va de “puturrú-de-fua”.
Acababa de saberse que en enero (133.000 parados más) se había producido la mayor caída de empleo en el último cuarto de siglo, la bolsa se acababa de derrumbar con estrépito por segunda vez en menos de dos semanas, los precios de los productos básicos se han disparado (el pan, la leche … hasta el conejo, creo), la construcción y todos sus gremios bajo mínimos, las ventas de coches (otro buen indicador) por los suelos.
Pues bien. La Vicendacary de Zapatero se trabucó al intentar decir una sencilla frase; pateó el diccionario con los “palabros” que quiso usar, mancilló la ortografía en la elaboración del mensaje, no se entendió nada de lo que dijo … las televisiones nos dieron una imagen muy real de quien hablaba y de lo que nos espera si siguen; los medios escritos “afines” intentaron enmendar al día siguiente la cosa; editaron con primor el mensaje de la Vice, pero ya era tarde, la noticia había dejado de serlo, y lo que vimos en televisión había ida ya a misa.
Acababa de saberse que en enero (133.000 parados más) se había producido la mayor caída de empleo en el último cuarto de siglo, la bolsa se acababa de derrumbar con estrépito por segunda vez en menos de dos semanas, los precios de los productos básicos se han disparado (el pan, la leche … hasta el conejo, creo), la construcción y todos sus gremios bajo mínimos, las ventas de coches (otro buen indicador) por los suelos.
Pues bien. La Vicendacary de Zapatero se trabucó al intentar decir una sencilla frase; pateó el diccionario con los “palabros” que quiso usar, mancilló la ortografía en la elaboración del mensaje, no se entendió nada de lo que dijo … las televisiones nos dieron una imagen muy real de quien hablaba y de lo que nos espera si siguen; los medios escritos “afines” intentaron enmendar al día siguiente la cosa; editaron con primor el mensaje de la Vice, pero ya era tarde, la noticia había dejado de serlo, y lo que vimos en televisión había ida ya a misa.
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