Pre-campaña del PNV: Yo vivo en "Vascongadas", ¿tú, dónde vives?. ¡Manda güebos!

Los Jardines de Albia de Bilbao son un rincón entrañable de la Villa, tanto que sus centenarios árboles han resistido durante décadas las amenazas de convertirlos en leña para hacer en el subsuelo un aparcamiento. Desde el punto de vista urbanístico, gozaban de un cierto régimen de protección que afectaba a los edificios circundantes, pero esto último san-se-jodió cuando el PNV decidió reconstruir la Casa de Sabino con aires modernistas, en lugar de recuperar el estilo palaciego (aldeano, pero palaciego) de la casa natal del viejo pre-nazi fundador de la cosa. Así se escribe la historia.
Pero los atentados naZionalistas contra el buen gusto no terminaron ahí, aún no ha mucho (no llega, creemos, a cuatro años), el PNV instaló en suelo público, el de los Jardines, un monumento privado, precisamente el que deshonra a los vascos, aunque honre al viejo fascista Arana.
El último ataque naci al buen gusto es de esta semana: paseaba el lunes la ciudadanía por los Jardines de Albia y observó como unos operarios convertían la fachada de “Sabino Echea” en una pancarta gigante, decía algo así como: “Yo vivo en Vascongadas (o quizás ponía Euscalerría, o algo así), tú ¿dónde vives?”. Parecía como si don Pero Grullo se hubiera pasado al diseño publicitario.
Pero en tan corta frase había errores: tras su primera afirmación (“yo vivo en …”), la pregunta que nos hace el propagandista naci está mal formulada, qué tal sustituirla por un “¿cómo vives tú?”, incluso, “¡tú!, ¿pero, vives?”; Gregorio Ordoñez respondería, “yo estoy en Polloe”, Miguel Ángel Blanco diría, “yo en el camposanto de Ermua”; en otras necrópolis de estos pagos (o de otros) las respuestas de políticos no nacionalistas, polícías, periodistas, jueces y otros ciudadanos, serían muchas y muy parecidas.
Los 562 concejales vascos con escolta afirmarían “¿vivir?, lo mío es un sinvivir”; cientos de erchainchas (policías autonómicos) dirían: “yo en Castro Urdiales”, “yo en Miranda”, “yo en cualquier lugar menos akí”; los padres que no pueden educar a sus hijos en su lengua materna (se acaban de cargar el modelo “A”) no se sabe qué dirían, los inmigrantes, los parados, los que sufren en silencio (como las hemorroides) el eusquera, los que ya han votado con los pies …¡uf!. Sólo los nacionalistas, orondos y orgullosos, se enfrentarán a la pregunta de los suyos con alegría, optimismo, mucha subjetividad y con la andorga llena.