En este blog hemos contado algunas cosas que nos fueron llegando cuando la San Gil "echó las patas por alto" en la fase final de la redacción de la ponencia política del reciente Congreso Nacional del Partido Popular.
La carta de despedida que María San Gil envió a los afiliados este lunes, 30 de junio, y que, de la misma, filtró a la prensa (aparece en la edición del 1 de julio en El Correo), demuestra a las claras el empecinamiento torpe de la susodicha, y le hace acreedora a ser considerada la prueba irrefutable del conocido "Principio de Peter".
Quienes apostaron por la San Gil para impedir que Loyola de Palacio accediera a la Presidencia del P.P. vasco deberían marcharse con ella ... ¡pero no!, ¡ellos van a seguir!, ellos saben que los "sin hacer" que han promocionado hasta estrellarse, son su colchón y su salvavidas laboral; ellos pusieron a ese dechado de virtudes y de competencia política que era Carlos Iturgaiz y ellos han puesto ahora a un concejal de pueblo grande como nuevo jefe "in pectore" del P.P. vasco. Ellos seguirán, porque aun fracasando y aunque sólo queden media docenas de cargos "golosos" ... esos cargos "golosos" serán para ellos.
Hay muy poca ideología detrás, y escasa decencia personal y política, lo importante es conservar el puesto de trabajo y edulcorar cualquier maniobra al respecto con plumas y perifollos varios (el primero es adornarse con la vitola de héroe generoso y desprendido del tipo "yo me juego la vida cada mañana").
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