Leída en El Correo el sábado pasado la carta del Alcalde de Bilbao, Ignacio Azcuna, respondiendo a un lector un tanto crítico porque el ex–médico y ex–Consejero de Sanidad se haya operado fuera de “aquí”; nosotros no podemos por menos que alegrarnos del regreso del Sr. Azcuna a España, después de ser intervenido quirúrgicamente en Nueva York y recuperarse tan bien en Norfolk (Virginia). Parece estar casi en plena forma, se le ve bien informado de lo que ha ocurrido por aquí durante su mes y medio de ausencia, sigue sin pelos en la lengua y ya le ha dicho al presidente autonómico lo que piensa del abortado referéndum de octubre.
Nada que reprochar (¿?) al Sr. Azcuna, excepto que durante su mandato de Consejero de Sanidad se haya aplicado en crear una sanidad autonómica que nunca podrá llegar a la excelencia, pero tampoco a la calidad hoy imprescindible; nuestros médicos sabrán vascuence de caserío, y les darán una plaza en Osakidetza, pero no podrán publicar en Lancet o en New England, ni siquiera leer con soltura y aprovechamiento sus artículos.
Al tener que escoger entre calidad técnica y científica de nuestros médicos y la memez de la construcción nacional, Azcuna y los suyos han optado por lo segundo; que al ex–presidente Ardanza le operaran médicos malagueños, sin perfil lingüístico, o que Azcuna haya atravesado el Atlántico hasta cerca de Nueva Inglaterra para lo mismo es algo lógico, que haremos todos los que podamos, si nos ocurre la misma desgracia y tenemos dólares americanos para pagarlo.
Nada que reprochar (¿?) al Sr. Azcuna, excepto que durante su mandato de Consejero de Sanidad se haya aplicado en crear una sanidad autonómica que nunca podrá llegar a la excelencia, pero tampoco a la calidad hoy imprescindible; nuestros médicos sabrán vascuence de caserío, y les darán una plaza en Osakidetza, pero no podrán publicar en Lancet o en New England, ni siquiera leer con soltura y aprovechamiento sus artículos.
Al tener que escoger entre calidad técnica y científica de nuestros médicos y la memez de la construcción nacional, Azcuna y los suyos han optado por lo segundo; que al ex–presidente Ardanza le operaran médicos malagueños, sin perfil lingüístico, o que Azcuna haya atravesado el Atlántico hasta cerca de Nueva Inglaterra para lo mismo es algo lógico, que haremos todos los que podamos, si nos ocurre la misma desgracia y tenemos dólares americanos para pagarlo.
Pie de foto: nunca ha estado el Sr. Azcuna mejor acompañado.
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