Es
de dominio público que Sánchez está ante un grave dilema: o llega a presidente
del gobierno al precio que sea en los próximos dos meses, o será cesado de su
cargo de secretario general del partido y desaparecerá de la vida pública. Se trata de un problema personal de Sánchez, que de una forma injusta e intolerable intenta endosar a toda España.
La
cuestión es cual es el precio que está dispuesto Sánchez a pagar para su propia
supervivencia política (y la de su grupito de incondicionales que come todos los días
gracias al partido, al igual que él mismo).
Casi
todos (fuera y, especialmente, dentro del partido) piensan que el precio es
demasiado alto: el riesgo de romper España y la certeza de que se cargará el
partido en beneficio de “Coleta Morada”. Pero Sánchez (y su grupito de incondicionales
que come todos los días gracias al partido) piensan que si alcanza la Moncloa
tendrá un tiempo extra (de unos pocos meses) en los que quizás pueda invertir
la tendencia, o comprar voluntades.
El futuro se presenta bastante negro. Pero se despejará en breve.
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