El
domingo pasado (y no ha llovido mucho desde entonces por estos lares, más bien
nada) el jefecillo peneuvista Mediavilla (por su aspecto un simple tripero
nacionalista de corto entendimiento) nos dejó maravillados por su simpleza en
una larga entrevista en El Correo (edición impresa, páginas 30, 31 y 32).
Sobre
todo por evidenciar una vez más el gravísimo error de todos los NaZionalismos, que ha llevado a muchas guerras civiles y
genocidos: anteponer a cualquier otro concepto cosas como la apelación a los
sentimientos, a la fe en no se sabe qué ancestros paganos que en realidad son
solo mitos, a la felicidad como pueblo (en su caso al pueblo vasco histórico, a
la raza), a las emociones, y ya se sabe que “frente a las emociones no hay
razones”.
Los
del PNV tienen un doble sistema de representación: los cargos electos públicos,
y los cargos internos del partido, y ambos son incompatibles, lo cual les ha
permitido históricamente que no haya conflictos de intereses cuando un cargo
electo (un diputado general, un presidente autonómico, un alcalde, etc.), que
ostentara también un cargo interno en el partido, tuviera que tomar una decisión
difícil con incidencia en los ciudadanos versus en sus afiliados. Pues bien, al
haber separación entre ambos tipos de cargos, y estar consagrada la supremacía
del interés del partido … si hay que joder a alguien ... la víctima será siempre el
ciudadano anónimo frente al peneuvista de carnet.
Pues
bien, quien toma las decisiones en esos asuntos son gente como el tal Mediavilla,
a lo que parece un “talibán” de tomo y lomo, o de padre, madre y muy señor mío.
No hay comentarios:
Publicar un comentario