Este pasado finde hemos huido (como hacemos siempre que podemos) del enfermizo ambiente NaZionalista vasco que respiramos en Bilbao y sus amplios alrededores, sobre todo con la que se esperaba (y se produjo) el sábado por la tarde, es decir, la manifa de Eta-Batasuna por el centro de Bilbao, con el Echeveste, Otegui y compañía. Estaban todos, bueno, todos, menos los que permanecen en chirona … pero que, en cuanto salen, se apuntan a cualquier movida pro etarra. A quien no vimos en las fotos de los periódicos que han caído en nuestras manos es a la Beloqui … seguramente porque estaba tratando de embarazarse, que para eso tiene un régimen de prisión especial, tan especial que esta en libertad, y “ad personam” (píldorillas van … polvitos vienen).Decimos que nos largamos de nuestro Bocho y de nuestra región … pero (¡azares de la fortuna!) acabamos recalando en Santoña (tienen allí mejores conservas de pescado que incluso en nuestrrrro Bermeo).
Y una vez en Santoña no pudimos por menos que visitar el lugar en que la banda criminal NaZionalista vasca había cometido su último asesinato, el de Luis Conde de la Cruz, así que nos acercamos al Patronato Militar “Virgen de Puerto”.
El espectáculo es desolador: el socavón que produjo la explosión ha sido rellenado con grava, han sido retirados los restos del tronco del árbol arrancado, las ramas de los colindantes están rotas y quemadas, el follaje ha desaparecido; los huecos de las ventanas del edifico tienen cerramientos provisionales hechos con paneles de madera; no quedan escombros ni del muro perimetral destruido ni de los cascotes desprendidos de la fechada, pero el peor vestigio del atentado es la sensación de que el alma de Luis Conde sigue presente, flotando sobre Santoña, a la espera de justicia y de una reparación que no sabemos si llegarán algún día.
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