Frases que tienen su aquel ...

“El nacionalismo es completamente anti-histórico.

Es una regresión a la forma más primitiva, cavernaria”,

Mario Vargas Llosa (XL Semanal nº 1.479, 28-02-2016)

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martes, 28 de octubre de 2008

Mañana preestreno en Bilbao de "EL INFIERNO VASCO", film de Iñaki Arteta

SINOPSIS
Desde hace aproximadamente cuarenta años, más de doscientos mil ciudadanos vascos han tenido que huir de su tierra por motivaciones de seguridad, escapando de la extorsión de los terroristas o de la presión del nacionalismo gobernante. Las historias que recoge “El infierno vasco” son una representación de las miles de experiencias similares que se han vivido en estos últimos años. Durante la década de los ochenta, en plena crisis económica e industrial, fueron cientos los asesinatos cometidos por la banda terrorista ETA, decenas los secuestros, miles los empresarios obligados a pagar ante la pasividad del nacionalismo gobernante y de una parte importante de la población. El temor a ser asesinado se extendió entre miles de ciudadanos no nacionalistas, entre el empresariado, profesores universitarios, periodistas, políticos locales, policías... El silencio se adueñó de los círculos familiares o de amigos. El aislamiento social de todo lo que no fuera filonacionalista empezó a funcionar con eficacia. La ya pequeña población de Comunidad Autónoma del País Vasco dejó de aumentar a pesar de la propaganda nacionalista encaminada a dibujar un lugar idílico en el que la gastronomía es lo importante. En todos estos años, hasta la actualidad, la vida para cada vez más ciudadanos se ha ido convirtiendo en un peligroso juego de supervivencia, la actividad política no nacionalista y la profesional en muchos ámbitos requieren de un alto grado de heroicidad. Pero es la inhibición, cuando no el desprecio, de gran parte de la población la que crea el ambiente propicio para el aislamiento que precede a la decisión de abandonar el lugar en el que se nació. Con la palabra como única arma, los que tuvieron que abandonar su ciudad, sus negocios, su familia, sus paisajes, su cultura, descubren el injustificable desarreglo social que se ha vivido, y aún se vive, en una democracia como la española en la que la permisividad con el nacionalismo ha ido demasiado lejos en estas tierras del norte. Desamparados en su seguridad personal, despojados de derechos básicos, todas estas personas han vivido con el miedo a ser asesinados, entre la impotencia y la indefensión, con el estigma de la exclusión social, la ausencia de solidaridad de sus conciudadanos y el desprecio de los gobernantes. Es el infierno de los que se fueron y lo pueden contar, es el infierno de los que no se han ido optando por posturas silentes, no beligerantes, es el infierno de los que se han quedado para defender la libertad a contracorriente.
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