
A la habitual deslealtad NaZionalista en toda cuestión que tenga que ver con la organización territorial, el ejercicio de las competencias constitucionales y, sobre todo, con lo relativo a los signos y a las identidades, se unía en esta ocasión el incumplimiento flagrante de la ley … y el Tribunal Supremo ha tenido, una vez más, que poner las cosas en su sitio.
Además de lo que dice la sentencia del T.S. hay un aspecto de la cuestión sobre el que nadie ha hecho hincapié, y que nos parece de extrema gravedad, y es el hecho de que a unos servidores públicos (y la “Erchaña” tiene más de 7.000 agentes), dotados de armamento (incluso semipesado), instrucción paramilitar, vehículos blindados, helicópteros y algunos barcos ligeros, y habilitados legalmente para el ejercicio de la violencia legítima cuando fuera preciso en defensa del orden constitucional … no se les exija, pre-ci-sa-men-te, el acatamiento de la Constitución.
Se imaginan qué habría dicho el impresentable de Anasagasti (el del flequ

Pues imagínense la sarta de improperios que tendríamos que oírles … ¡por cierto que, por una vez, con razón!; pues bien, esa sarta de improperios lenguaraces con “label anasagasti” de calidad … aplíquenselos después a la grisura del “Conserje” vasco de Interior y al lejendaccary que le marca la pauta.
Por cierto … y las policías municipales de cada municipio vasco, ¿qué pasa con ellas en este asunto?, ¿acatan la Constitución o pasan también como la Erchaña?. Que el Gobierno de la Nación investigue y, si es necesario, tome cartas en el asunto.
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