Un edil de EA lo denuncia: EA le ha querido sobornar con 36 "kilos" del presupuesto

Un orondo político del partido NaZionalista vasco EA, concejal de Ortuella para más señas, acaba de denunciar (lo publicaba la prensa ayer, pero era la Fiesta Nacional de España y nos tomamos el día libre) que su partido le quiere “poner de patitas en la calle”, pero como no es legalmente posible, la directiva de EA ha tomado la vía fácil de recurrir al soborno; la noticia de El Correo (pinchar aquí) pone en boca del susodicho la siguiente declaración:
“han tratado de sobornarme … ofreciéndome un sueldo hasta 2011 -algunas fuentes apuntan a algo más de 6.000 euros al mes- un puesto en Educación ... Y todo con el único fin de que renunciase a mi cargo”.
Es preciso recordar que la Consejería de Educación del gobierno regional vasco de Vitoria está en manos precisamente del partido EA, donde realiza una gestión NaZionalista radical el Consejero Antonio Campos Granados (¡quien lo diría con esa extracción!), aunque el muy ladilla, para dar el pego, se presenta como D. Tonchu (quizás txontxo, tontxu …) Campos (quizás kampos).
Este individuo, además de intentar colar la peregrina idea de que podía modificar los modelos educativos en materia lingüística sin cambiar la ley, obligando a todos los estudiantes de esta región a un inmersión de hoz y coz en el vascuence, sin tener en cuenta ni el derecho de los niños a la educación en su lengua materna y el derecho de los padres a elegir la lengua en que desean que se imparta la enseñanza a sus hijos, nos ha sorprendido (pero poco) con este tema del “soborno”, a materializar mediante regalía a cargo del presupuesto que pagamos entre todos; porque el ofrecimiento se puede cuantificar en 36 millones de pesetas (tres años de garantía en el “carguito” a 6.000 euros al mes … 36 kilos).
La verdad es que episodios de estos estamos seguros de que ha habido cientos o miles, en los casi 30 años de vida del régimen NaZionalista en el País Vasco … pero procuran por todos los medios que no salgan a la luz … a veces ocurre, pero es como si fuera con cuentagotas. Esta vez nos hemos enterado, las otras mil no.