Una dosis de realismo, pero también con idea de marcar distancias

Uno de los peajes que pagó el Ivarreche en su absurdo tripartito, fue tener como consejero a un individuo que no quería la llamada “Y vasca” (el trazado autonómico vasco del tren de alta velocidad tiene forma de “y” griega), enmascarando su oposición a la línea férrea con el pueril argumento de preferir una “U vasca”, es decir, un trazado que se riera de ese absurdo de que la línea recta es el camino más corto entre dos puntos (¿se entiende la ironía?), y proponiendo que el TAV fuera de Bilbao a San Sebastián, y viceversa, trazando un arco tendido que pasara indefectiblemente por Vitoria.
Entre la oposición interna, la indefinición y el chantaje-blindaje del tripartito … se fueron pasando los años, y se han acumulado retrasos importantes, hasta tal punto que hoy es poco realista pretender que tendremos TAV dentro de 4 años (en el 2013); el nuevo Gobierno Vasco dice que se necesitarán 2 ó 3 años más (2015-2016), aunque probablemente no serán 4 años de obras lo que nos espera, sino el doble, hasta el 2017, y esto si no nos ocurre como con otras grandes obras públicas (¡recuerden Lemoniz!) amenazadas por la banda criminal nacionalista vasca.