La trampa del blindaje de los priviligios fiscales del nacionalismo vasco

Finalmente La Rioja y Castilla-León recurrirán el llamado "blindaje" del concierto económico vasco ante el Tribunal Constitucional; no se trata de un blindaje, sino de la consagración (cosa ésta muy de curas NaZionalistas) de privilegios, y además con un trágala jurídicamente infumable, que es dar a las disposiciones de las diputaciones (que son instituciones de régimen local, igual que los ayuntamientos) el carácter de leyes materiales.

Por cierto, como ya anticipábamos este jueves, Cantabria no recurrirá el blindaje.

El trágala es que si los NaCionalistas querían que las normas locales de las diputaciones tuvieran forma y materia de leyes, les habría bastado con articular un mecanismo para que el parlamento regional de Vitoria las recogiera en su reglamento, mediante el libérrimo procedimiento que tuvieran a bien articular ...

Y los partidos no nacionalistas nunca habían tenido una ocasión como la actual, que están desaprovechando de una forma indigna, de cargarse estos privilegios de forma absolutamente legítima ... ¿como se puede considerar un impuesto concertado el I.V.A., cuyo historia se remonta al año 1986?, ¿como es que se han cedido más impuestos muy recientemente? ... simplemente porque las maniobras nacionalistas había hecho que el cupo llegara a ser negativo.

Particularmente el P.P. vasco, desde que su posición en cuanto a residenciar el "fondo de poder" de la C. A. en los territorios forales fue desestimada por el Tribunal Constitucional, en su celebérrimo recurso contra la L.T.H., debió de modificar su posición y exigir coherencia al nacionalismo, porque el "fondo de poder" no debe estar sólo en la cosa de "pasta gansa" para el mantenimiento de privilegios económicos, y favorecer así el canallesco sistema de chantaje como el que usó Ivarreche contra la Administración General de España.

Y lo peor es que nos toman a todos por tontos y, encima, se hacen trampas jugando al solitario ... el desprestigio de los políticos está llegando a unos límites inaguantables.

Afortunadamente hay analistas políticos que no se dejan engañar y que desean contribuir al noble propósito de evitar que nos engañen a los demás; José María Ruiz Soroa publicó este viernes un interesante artículo en El Correo, es el siguiente:

¿Igualdad?

Bueno, pues se ha confirmado lo sabido desde siempre. Es decir, que cuando se trata de 'Euskadi, S.A.' no hay diferencias políticas ni ideológicas: socialistas o conservadores, nacionalistas o ciudadanistas, verdes o europeístas, todos los vascos aplauden el blindaje del Concierto Económico. Y no es porque sea un chollo económico para nosotros, no, es porque es de pura justicia.
Nuestros diputados y senadores nos explican (algunos con la convicción del converso de última hora) que lo que se ha hecho no es sino homologar el tratamiento de las normas fiscales forales de las diputaciones con las normas fiscales de otras comunidades autónomas. Homologar lo que era igual, dicen sentenciosos; no privilegiar lo distinto. Claro que no nos explican cómo sería posible que la norma de una diputación pueda ser considerada igual a la ley de un Parlamento de acuerdo con nuestra Constitución y nuestras leyes. Por eso ha habido que cambiarlas, para tratar igual lo que no es igual. Y ya se sabe desde hace siglos, tan injusto es tratar distinto a los iguales como tratar igual a los distintos.
El discurso de la ciudadanía habla de igualdad entre las personas, no de igualdad entre los territorios o entre las naciones. Por eso chirría tanto el discurso de nuestros ciudadanistas gobernantes cuando por pura conveniencia defienden la desigualdad y el privilegio entre ciudadanos de un mismo país, cuando miran para otro lado ante los datos indubitables que demuestran que un ciudadano de aquí tiene a su disposición un 70% más de financiación pública que otro español común. Antes había por lo menos un discurso dominante que lo justificaba en los derechos históricos. Ahora que no se lleva la historia sino la ciudadanía, es la igualdad la que justifica el privilegio. Ver para creer.