Frases que tienen su aquel ...

“El nacionalismo es completamente anti-histórico.

Es una regresión a la forma más primitiva, cavernaria”,

Mario Vargas Llosa (XL Semanal nº 1.479, 28-02-2016)

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martes, 19 de mayo de 2009

Ayer despedimos a un gran vizcaíno, y español enorme, Adolfo Careaga, luchador incansable por la libertad

Ayer asistimos a la despedida de Adolfo Careaga, en la Iglesia de San Ignacio de Loyola, en Guecho (Vizcaya); Adolfo, a quien conocimos y tratamos, aunque menos de lo deseable, fue un vizcaíno de ley y un español de fundamento. Nos es muy difícil, en las pocas líneas que admite este medio, glosar su figura política, así que nos quedamos con el perfil que publicó el periódico del que era colaborador.
Y como muestra de reconocimiento, homenaje y gratitud, reproducimos seguidamente uno de sus últimos trabajos periodísticos, que publicó en pasado 7 de marzo, 6 días después de la derrota electoral del tripartido de Juanjo Ivarreche, el simpático aldeano impostado de Llodio.
El artículo se titulaba, y decía, lo que sigue:

Nueva etapa de la estructura política vascongada

"Las elecciones autonómicas vascas del 1 de Marzo han dado lugar a una situación que puede suponer un cambio histórico en la configuración de nuestra comunidad autónoma. Con sus resultados en la mano puede –y creo que debe-, darse el cese del nacionalismo vasco en el gobierno de la región, después de ocuparlo a lo largo de tres décadas.
Durante este tiempo la hegemonía del separatismo vasco se ha ejercido con tanto despotismo y desprecio a los que no se entregaran a sus destructivas ideas, que creo han hartado a la mayor parte de la ciudadanía.
Especialmente bajo el dominio del Sr. Ibarretxe, el exclusivismo soberbio de sus pronunciamientos –contrarios al orden constitucional e impuestos por la fuerza y el despilfarro cuantioso de fondos del erario público-, ha hecho insufrible la situación para una gran parte del pueblo vascongado que acata la Constitución y el Estatuto, de donde nacen los poderes del Gobierno autónomo, y no está dispuesta a dejarse arrastrar por los proyectos fantasmagóricos del partido nacionalista, cuyo fin indisimulado no es otro que la independencia de Euskadi y la ruptura de la unidad de la nación española, a la que aborrece y que constituye el fundamento esencial de la Constitución.
Y ello es así por más que, a última hora, la campaña electoral del PNV se haya caracterizado por su talante suave y edulcorado, con retórica vana y etérea, dejando de lado –supongo que por imposición de los elementos más moderados del partido-, el “plan Ibarretxe” y su “hoja de ruta”, es decir, lo que ha constituido la base doctrinal del último gobierno nacionalista.
La realidad sociopolítica del País ha sido bien percibida por los otros dos grandes partidos que, con el PNV, contendían en esas elecciones. Tanto el PSE como el PP se han fijado como meta la necesidad de un cambio radical en la gobernación de la Comunidad, que pasa por la defenestración de Ibarretxe y de su partido. Singularmente el Sr. Ibarretxe y de su partido. Singularmente el Sr. Patxi López, líder de los socialistas vascos, ha sido contundente en reclamar del electorado la Presidencia del ente autónomo.
Y ya sabemos cual ha sido el resultado que han dado las urnas: El PNV ha ganado las elecciones consiguiendo 30 diputados, pero ello ha sido a costa del desmoronamiento de los pequeños partidos que le servían de soporte, con cuya suma queda en 36 diputados, es decir, pierde la mayoría absoluta.
En cambio el Partido Socialista ha obtenido 25 diputados, pero si a ellos se añaden los 13 del Partido Popular consigue la mayoría absoluta, que aún se incrementaría con el escaño solitario logrado por el partido de Rosa Diez.
Queda ahora en manos de los señores Patxi López y Antonio Basagoiti, líderes de socialistas y populares vascos, la enorme responsabilidad de no defraudar a su electorado y sacar adelante una nueva era en la historia política vascongada.
La coalición antinatura
Se escandalizan los bizcaitarras de la alianza entre socialistas y populares vascos, que consideran una coalición antinatura. Y parece que hay muchos socialistas que sienten también un natural rechazo a colaborar con las fuerzas de la derecha.
No debió de suceder de esa manera en otros tiempos. Así don Indalecio Prieto, el gran icono del socialismo vizcaíno, no tuvo inconveniente en pactar su colaboración con la Liga de Acción Monárquica en 1.919, para derrotar al separatismo vasco en las elecciones de aquel año. Y la coalición siguió funcionando en las sucesivas confrontaciones de los años 20 y 23, hasta que llegó la dictadura de Primo de Rivera, que acabó con las confrontaciones electorales.
Esto fue posible en unos momentos en que los socialistas eran marxistas y feroces anticlericales, en tanto que los monárquicos eran católicos y la religión tenía un carácter intransigente y torquemadiano. Pero hoy los socialistas han abandonado aquellas posiciones radicales y también los católicos, después de la “Pacem in terris” y del Vaticano II, hemos mitigado el rigor de muchos pronunciamientos doctrinales. Si en las contiendas electorales de aquellos tiempos fueron posibles pactos entre estas dos fuerzas políticas, ¿por qué no habrían de serlo entre sus sucesores de hoy en día?
Se comprende ciertamente que la inclinación bizcaitarroide que a veces pone de manifiesto el señor Patxi López no se compadece con la actitud que, en aquellos tiempos, debía de tener el Sr. Prieto, a juzgar por lo que dejó escrito: “El nacionalismo vasco me tuvo siempre por uno de sus acérrimos enemigos. Para muchos nacionalistas fui algo así como una bestia negra y algunos estuvieron a punto de cazarme a tiros”Pero ello no puede servir de motivo para impedir un entendimiento que la mayoría de la gente vascongada espera con ansiedad.
Las vascongadas y Navarra
La estructura política del País Vasco, en esta nueva etapa de su historia, se parecería así a la de la Comunidad Foral de Navarra, sólo que a la inversa. En el Viejo Reyno gobierna Unión del Pueblo Navarro, es decir la derecha de aquella región, apoyada por el Partido Socialista Navarro, que si le diera la espalda y pactara con los separatistas de Nafarroa Bai, podría acabar con la hegemonía conservadora. Pero los socialistas han tenido el suficiente sentido común para no cometer semejante disparate.
Aquí mandará el Partido Socialista con el respaldo de los populares, que también, si se volvieran locos, podrían abandonar a Patxi López y dejarlo en las fauces de las fieras.
La talla política de Basagoiti y López es una garantía de que la convivencia en el Gobierno regional será fecunda y servirá para resolver los grandes problemas con que se van a enfrentar
."
Un luchador por la libertad como fue Adolfo, al menos, ha tenido la satisfacción de ver el comienzo del cambio de régimen político en esta región. Descanse en paz Adolfo Careaga.

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