A una semana vista de la votación que determinará la composición del parlamento regional autonómico vasco y, por tanto, del próximo gobierno de Vitoria, conviene releer con detenimiento el artículo, estupendo, de Florencio Domínguez, en El Correo del pasado miércoles.
Se titula "Los desmemoriados", y dice así:
'''''Es una práctica habitual de los investigadores sociales preguntar en las encuestas sobre el recuerdo de voto de los entrevistados cuando se quiere saber a quien van a votar en las siguientes elecciones. Es también habitual que no haya coincidencia entre lo que una parte de los ciudadanos dice haber votado y lo que realmente votó. Ocurre en todas las sociedades y en todos los espacios políticos e ideológicos. Es normal y con esas dificultades tienen que lidiar los sociólogos para averiguar las intenciones reales de voto.
En el País Vasco, sin embargo, parece haber un grupo de electores particularmente desmemoriados porque ocultan cuidadosamente de qué partido era la papeleta que metieron en la urna. Son los votantes del PP y, en menor medida, los del Partido Socialista.
En la última encuesta dada a conocer por el CIS, sólo un 3,5% de los vascos dice haber votado al PP en las generales del 2008 y un 3,2% en las autonómicas del 2005 cuando ese partido obtuvo un 18,5% de los sufragios en el primer caso y el 17,3% en el segundo. Esa diferencia supone que un 80% de los votantes populares andan flojos de memoria o, lo que es peor, no quieren reconocer que votaron al partido de Mariano Rajoy y Antonio Basagoiti. Entre los socialistas son un 22% los que no reconocen haber introducido la papeleta de Patxi López en el 2005, mientras que entre los votantes de PNV-EA sólo hay una diferencia del 5% entre los que dicen que apoyaron a esa coalición y los que realmente lo hicieron.
En esa ocultación del voto hay un fenómeno ordinario, que es la querencia de muchas personas por identificarse en público -aunque el público sea sólo un encuestador- con aquellos que están en el poder, es decir con los que se supone que representan la mayoría social. Pero en el caso vasco hay otro factor adicional que acentúa la desmemoria selectiva de los votantes populares y socialistas. Es un factor que año tras año se refleja en el Euskobarómetro que dirige el profesor Francisco J. Llera: el miedo. En la última oleada de este estudio, correspondiente al mes de noviembre pasado, el 47% de los no nacionalistas declaraba percibir miedo a participar en política, mientras que entre los nacionalistas esa percepción bajaba hasta el 28%.
Nada de esto es nuevo. Juan J. Linz ya lo detectó en una encuesta realizada antes del referéndum estatutario de 1979. El sentimiento de miedo entre los votantes de UCD era mucho más alto que entre los socialistas y el de éstos mayor que el de los votantes del PNV. Después de treinta años, el miedo sigue lastrando la libertad de muchos vascos que fingen desmemoria porque no olvidan las condiciones en que viven.'''''
En el País Vasco, sin embargo, parece haber un grupo de electores particularmente desmemoriados porque ocultan cuidadosamente de qué partido era la papeleta que metieron en la urna. Son los votantes del PP y, en menor medida, los del Partido Socialista.
En la última encuesta dada a conocer por el CIS, sólo un 3,5% de los vascos dice haber votado al PP en las generales del 2008 y un 3,2% en las autonómicas del 2005 cuando ese partido obtuvo un 18,5% de los sufragios en el primer caso y el 17,3% en el segundo. Esa diferencia supone que un 80% de los votantes populares andan flojos de memoria o, lo que es peor, no quieren reconocer que votaron al partido de Mariano Rajoy y Antonio Basagoiti. Entre los socialistas son un 22% los que no reconocen haber introducido la papeleta de Patxi López en el 2005, mientras que entre los votantes de PNV-EA sólo hay una diferencia del 5% entre los que dicen que apoyaron a esa coalición y los que realmente lo hicieron.
En esa ocultación del voto hay un fenómeno ordinario, que es la querencia de muchas personas por identificarse en público -aunque el público sea sólo un encuestador- con aquellos que están en el poder, es decir con los que se supone que representan la mayoría social. Pero en el caso vasco hay otro factor adicional que acentúa la desmemoria selectiva de los votantes populares y socialistas. Es un factor que año tras año se refleja en el Euskobarómetro que dirige el profesor Francisco J. Llera: el miedo. En la última oleada de este estudio, correspondiente al mes de noviembre pasado, el 47% de los no nacionalistas declaraba percibir miedo a participar en política, mientras que entre los nacionalistas esa percepción bajaba hasta el 28%.
Nada de esto es nuevo. Juan J. Linz ya lo detectó en una encuesta realizada antes del referéndum estatutario de 1979. El sentimiento de miedo entre los votantes de UCD era mucho más alto que entre los socialistas y el de éstos mayor que el de los votantes del PNV. Después de treinta años, el miedo sigue lastrando la libertad de muchos vascos que fingen desmemoria porque no olvidan las condiciones en que viven.'''''
Los subrayados en negrita son nuestros. Léan el artículo, disfrutenlo y mediten. Y cuando toque votar, ¡voten!.
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