No todo va a ser sucio chapapote político NaZionalista, incluso aunque estemos en la campaña electoral autonómica del 1-M, así que hoy nos fijaremos en un acontecimiento festivo, en su vertiente local, algo propio de un blog bilbaíno, en los carnavales en Bilbao, que por razón del clima no permiten ciertas alegrías en cuanto a los disfraces, pero sí en cuanto a la cosa de la pitanza.
El cartel elegido para anunciar los carnavales en la Villa ha resultado un hallazgo: dos positivos para su autor el guechotarra Joaquín de Cerio Millán que reside en Madrid, estupenda tierra de acogida para todos los españoles, independientemente de su procedencia.
Se lo explicamos: el cartel representa la “humanización”, o “ponerle rostro humano” a un conocido pastel típico de Bilbao, la popular “carolina”.
Se cuenta que la “carolina” fue una creación de un pastelero bilbaíno cuya hija tenía ese mismo nombre, a la niña le gustaba tanto el merengue, que su padre decidió crear ese dulce para que de esa manera su hija pudiera comer merengue sin necesidad de mancharse.
La “carolina” es, pues, un pastel de merengue, tiene como base una cazoleta de hojaldre rellena de crema pastelera (hay versiones con relleno de coco) y el merengue se dispone en forma de cono, que se adorna por un lado con yema y por el otro con chocolate.
No confundir la “carolina” con el “nacional”, que tiene la misma composición básica, pero el merengue no tiene terminación en cono y la decoración consiste en un baño parcial de yema (color amarillo), coco rayado y una guinda roja en la parte superior del merengue; de la combinación de rojo y amarillo vino lo de bautizar el pastel como “nacional”.
La receta de la “carolina” la pueden encontrar con facilidad en libros de cocina y en Internet.
El éxito de Dña. Carolina, travestida o disfrazada de D. Carolino, esta siendo tal, que ya se piensa en institucionalizar la figura, para darle permanencia y futuro en las siguientes fiestas del carnaval bilbaíno. ¡No parece mala idea!.
Lo dicho, nosotros hoy “pasamos” del sucio chapapote Nacionalista y nos comemos una carolina en el entierro de la sardina.
Pie de las fotos: la primera (i.) es la “carolina” clásica, la del medio es la reproducción del cartel con la imagen de la “carolina” reconvertida a “Sr. Karolino” (la “k” Nacionalista que no nos farte), y la última (d.) es el Sr. Carolino reconvertido a pastel, para cerrar el círculo.
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