El pasado jueves, 29 de enero, El Correo nos contaba que la periodista María Antonia Iglesias (que lo fue todo en los informativos de TVE en el “felipismo” y hoy se dedica a repartir caca en la telebasura) acaba de publicar un libro titulado “Memoria de Eujcadi”, que esta compuesto por la simple recopilación de 32 entrevistas con otros tantos políticos vascos, entre ellos los dos que vamos a mencionar en este blog, seguidamente Iñigo Urcuyo, y mañana Leopoldo Barreda.
First part: “Urkullu desvela en un libro que tiene «muchas dificultades» con Ibarretxe”
«Mi relación con Ibarretxe la vivo con muchas dificultades. Hay muchos días en los que tengo que hacer actos de fe para que sigamos unidos y tengamos una mínima cohesión para salir dignamente de esta situación de cara al futuro». Iñigo Urkullu habla a calzón quitado de su tira y afloja con el lehendakari, … y confiesa el «desgaste personal» que le supone la «situación» de su partido, además de admitir que «el fantasma de la escisión» aún planea sobre el PNV.
(Urkullu) dice tener «todavía fe en que el lehendakari sea consciente» de que los vascos no van a afrontar las próximas elecciones «como si viniera el enemigo, como en 2001». «La sociedad vasca no se va a mover por esa sensación de miedo a lo que viene de fuera», dice.
A partir de esa convicción, Urkullu desgrana sus temores sobre los riesgos que comporta la apuesta del jefe del Ejecutivo de Vitoria, … «Pudiera ser que, poniendo la consulta como un tótem, llegáramos a tensionar a la sociedad y eso nos hiciera gozar, hipotéticamente, de unos buenos resultados electorales. El problema es: ¿y después qué?», se pregunta el líder jeltzale, que insiste en que el PNV debe transmitir que el «objetivo» es incrementar el autogobierno y no el plebiscito en sí.
Y no oculta que esa diferencia de criterio complica su día a día con Ibarretxe, sobre la base de «una relación personal que no es fácil, no me está resultando nada fácil». «El lehendakari tiene un entorno que no le ayuda nada, un entorno que le dice sólo lo que quiere escuchar», apostilla, e incluso llega a lamentar el trato que ha recibido del presidente vasco. Asegura que, desde que fue a verle a Ajuria Enea para confirmarle su decisión de promover la candidatura de Josu Jon Imaz, «siempre he obrado de forma honesta con el lehendakari». «Pero creo que no ha sido ni es recíproco», se duele Urkullu, que el pasado domingo, conocedor de la inminente públicación del libro, presentó a Ibarretxe como «un amigo» y previno contra futuros «bulos, maniobras y manipulaciones» para que «sigamos a la gresca y divididos".
En uno de los pasajes más explosivos, Urkullu se queja, no sin amargura, de cómo, mientras él ha consagrado su mandato a intentar «recomponer» el PNV y a preservar la unidad de la formación jeltzale, aún a costa de aparecer ante la opinión pública «como un pelele», la actitud «para conmigo y para con el partido no es recíproca, no ya sólo por parte del lehendakari, también de otros responsables del PNV». Incluso, pone el ejemplo de la intervención de Ibarretxe en un acto en el que respondió a las preguntas de los internautas sobre la consulta, en julio pasado, y se hizo acompañar entre otros de Xabier Arzalluz «haciendo la clá». «¿Qué interpretación se puede hacer de eso? Y, claro, tengo que seguir dando la impresión de que soy tonto, de que soy un pelele, de que me chupo el dedo», lamenta.
No oculta tampoco su hartazgo ante el empeño del lehendakari de situar al tripartito como el «cauce central» de la sociedad vasca. Confiesa haberse sentido «herido» porque, después de haberle transmitido en privado que «no entendía» el protagonismo que le concedía al consejo político -donde, recuerda, están Joseba Azkarraga y Javier Madrazo, «pero el PNV no está»-, Ibarretxe decide aprobar y enviar al Parlamento el proyecto de ley de consulta y «quienes intervienen ante los medios» son los consejeros de EA y EB. Todo ello le lleva a la convicción de que «hay una estrategia clara de acabar con la bicefalia» en el PNV, una situación de la que, en origen hace responsable a Arzalluz -«no soy santo de su devoción», comenta- por «entregar el partido» a Ibarretxe tras su triunfo en 2001.
First part: “Urkullu desvela en un libro que tiene «muchas dificultades» con Ibarretxe”
«Mi relación con Ibarretxe la vivo con muchas dificultades. Hay muchos días en los que tengo que hacer actos de fe para que sigamos unidos y tengamos una mínima cohesión para salir dignamente de esta situación de cara al futuro». Iñigo Urkullu habla a calzón quitado de su tira y afloja con el lehendakari, … y confiesa el «desgaste personal» que le supone la «situación» de su partido, además de admitir que «el fantasma de la escisión» aún planea sobre el PNV.
(Urkullu) dice tener «todavía fe en que el lehendakari sea consciente» de que los vascos no van a afrontar las próximas elecciones «como si viniera el enemigo, como en 2001». «La sociedad vasca no se va a mover por esa sensación de miedo a lo que viene de fuera», dice.
A partir de esa convicción, Urkullu desgrana sus temores sobre los riesgos que comporta la apuesta del jefe del Ejecutivo de Vitoria, … «Pudiera ser que, poniendo la consulta como un tótem, llegáramos a tensionar a la sociedad y eso nos hiciera gozar, hipotéticamente, de unos buenos resultados electorales. El problema es: ¿y después qué?», se pregunta el líder jeltzale, que insiste en que el PNV debe transmitir que el «objetivo» es incrementar el autogobierno y no el plebiscito en sí.
Y no oculta que esa diferencia de criterio complica su día a día con Ibarretxe, sobre la base de «una relación personal que no es fácil, no me está resultando nada fácil». «El lehendakari tiene un entorno que no le ayuda nada, un entorno que le dice sólo lo que quiere escuchar», apostilla, e incluso llega a lamentar el trato que ha recibido del presidente vasco. Asegura que, desde que fue a verle a Ajuria Enea para confirmarle su decisión de promover la candidatura de Josu Jon Imaz, «siempre he obrado de forma honesta con el lehendakari». «Pero creo que no ha sido ni es recíproco», se duele Urkullu, que el pasado domingo, conocedor de la inminente públicación del libro, presentó a Ibarretxe como «un amigo» y previno contra futuros «bulos, maniobras y manipulaciones» para que «sigamos a la gresca y divididos".
En uno de los pasajes más explosivos, Urkullu se queja, no sin amargura, de cómo, mientras él ha consagrado su mandato a intentar «recomponer» el PNV y a preservar la unidad de la formación jeltzale, aún a costa de aparecer ante la opinión pública «como un pelele», la actitud «para conmigo y para con el partido no es recíproca, no ya sólo por parte del lehendakari, también de otros responsables del PNV». Incluso, pone el ejemplo de la intervención de Ibarretxe en un acto en el que respondió a las preguntas de los internautas sobre la consulta, en julio pasado, y se hizo acompañar entre otros de Xabier Arzalluz «haciendo la clá». «¿Qué interpretación se puede hacer de eso? Y, claro, tengo que seguir dando la impresión de que soy tonto, de que soy un pelele, de que me chupo el dedo», lamenta.
No oculta tampoco su hartazgo ante el empeño del lehendakari de situar al tripartito como el «cauce central» de la sociedad vasca. Confiesa haberse sentido «herido» porque, después de haberle transmitido en privado que «no entendía» el protagonismo que le concedía al consejo político -donde, recuerda, están Joseba Azkarraga y Javier Madrazo, «pero el PNV no está»-, Ibarretxe decide aprobar y enviar al Parlamento el proyecto de ley de consulta y «quienes intervienen ante los medios» son los consejeros de EA y EB. Todo ello le lleva a la convicción de que «hay una estrategia clara de acabar con la bicefalia» en el PNV, una situación de la que, en origen hace responsable a Arzalluz -«no soy santo de su devoción», comenta- por «entregar el partido» a Ibarretxe tras su triunfo en 2001.
Ibarretxe se parece más en la entrevista a su imagen pública. Asegura que puso en marcha su 'hoja de ruta' «de la mano del PNV» y que Urkullu nunca le ha manifestado «reserva alguna» sobre la consulta, «ni siquiera en privado». «Creo que se siente cómodo. Ésa es la información que tengo».
Esta información, que tiene su origen en una conversación grabada de ocho horas de duración, de ahí los abundantes entrecomillados, ha dado lugar a una abundante saga de comentarios (en la que no nos vamos entretener), pero … no ha sido desmentida por el protagonista.
Les emplazamos a mañana, que transcribiremos la aportación de Leopoldo Barreda (o parte de ella) al librito de marras.
Nota: los entrecomillados con palabras y expresiones textuales los hemos puesto en letra cursiva y negrita.
Esta información, que tiene su origen en una conversación grabada de ocho horas de duración, de ahí los abundantes entrecomillados, ha dado lugar a una abundante saga de comentarios (en la que no nos vamos entretener), pero … no ha sido desmentida por el protagonista.
Les emplazamos a mañana, que transcribiremos la aportación de Leopoldo Barreda (o parte de ella) al librito de marras.
Nota: los entrecomillados con palabras y expresiones textuales los hemos puesto en letra cursiva y negrita.
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