Este
pasado domingo, antes de que se hubieran abierto los colegios electorales,
publicamos en este blog el post nuestro de cada día; principiábamos el
comentario con los siguientes párrafos:
“Las elecciones
generales de hoy conformarán la composición del Congreso de los Diputados; hoy
decidimos quienes van a ser los 350 parlamentarios que elegirán dentro de unas
semanas al próximo presidente del gobierno de la nación. Algo fundamental para
el futuro de España.
Pero también,
aunque residualmente, esta votación podrá
ser considerada como las “primarias” de las elecciones autonómicas vascas que
se deberán celebrar dentro del año 2016.”
Pues
bien, no debíamos andar muy descaminados porque cuatro días después el profesor
Llera, con los resultados electorales muy bien analizados, publicó en El Correo el artículo cuyo titular nos sirve hoy como imagen
del día. El profesor Llera concluye lo siguiente:
“Esto
cambia significativamente el juego político y los equilibrios de cara a las próximas
elecciones autonómicas. Euskadi no parece tan diferente”.
Pero
no vayamos tan rápido; quien desee leer el artículo completo … se lo hemos
copiado seguidamente:
“Cuando hace un año advertíamos desde el
Euskobarómetro de que las expectativas electorales de Podemos en Euskadi, al
igual que estaba pasando en el resto de España, amenazaban la hegemonía del PNV
y desgastaban los apoyos electorales de EH Bildu, relegando al PSE-EE a una
posición muy secundaria, representantes de estos tres partidos, con la ayuda de
sedicentes ‘expertos’, se dedicaron a ‘darle leña al mensajero’ con argumentos
pueriles y, cuando menos, muy desinformados (véase la hemeroteca). Lo que
entonces eran indicios fundados, aunque sorprendentes, hoy son realidades:
Euskadi le ha dado a Podemos el mejor resultado (26%) en toda España. Un
partido casi sin estructura ni liderazgo en Euskadi y tras una crisis por el
intervencionismo del ‘centralismo democrático’ en la conformación de las listas
en contra de la voluntad de la dirección territorial, se encarama en la primera
posición (con 316.000 votos y el 26% del voto válido) de la parrilla a la
primera de cambio y, sobre todo, por delante del PNV. Esa cota solo la habían
superado en las elecciones generales el PNV (1982, 2000, 2004 y 2011) y el PSE
(1982, 2004 y 2008). Estamos, por tanto, ante un realineamiento en toda regla
que se produce con una movilización moderada (71,4%), aunque superior en cuatro
puntos a la de hace cuatro años. Desde 2008 el PSE-EE pierde más de 269.000
votos (un 62% de su electorado) –de ellos, más de 90.000 desde 2011–, a IU le
queda un tercio (más de 35.000 votos) de los más de 100.000 que obtenía en el
año 2004 y EHB ve mermados sus apoyos de hace cuatro años en otros 100.000
votos, tras perder más de un tercio de su electorado. Por lo tanto, al
vaciamiento de IU hay que sumar los votos perdidos por EHB y casi otros tantos
de exvotantes socialistas, a los que hay que añadir una parte significativa de
nuevos votantes para explicar ese aluvión electoral. Esto es lo que le permite
a Podemos ser la primera fuerza en Álava y Gipuzkoa, pisándole los talones al
PNV en Bizkaia y con una implantación muy homogénea de sus apoyos provinciales
por encima del 25%, lo que le aporta 5 diputados y 5 senadores, además de la
hegemonía entre las fuerzas de izquierda.
Responde a la misma movilización reactiva y
de protesta iniciada tras el 15 M contra los efectos de la crisis y sus políticas,
así como la falta de reacción de los viejos partidos para atajar la corrupción
y el descrédito institucional, captando a sectores juveniles e informados,
activos en las redes sociales, clases medias urbanas y damnificados por las
consecuencias de la crisis. Pero, al mismo tiempo, encuentra un caldo de
cultivo en sectores de la izquierda tradicional y hay indicios claros de lo
que, salvatis salvandi, viene a ser la resurrección del espacio político que en
su día intentó ocupar Euskadiko Ezkerra. Efectivamente, el caladero electoral
básico es el de la diáspora del electorado de EE al PSE-EE, IU, HB y al PNV vía
EA.
El PNV, con 15.000 votos menos que Podemos
(un 24,75% del voto válido) y un retroceso de más de 20.000 votos desde 2011,
pierde la primacía electoral, aunque la recupera en escaños (6 diputados y 6
senadores) gracias a la ayuda del sistema electoral y a su primera posición en
Bizkaia (3 diputados), siendo el segundo en Gipuzkoa (2 diputados) y el tercero
en Álava (1 diputado). EHB, con algo más de 180.000 votos (un 15%) y el
retroceso ya señalado, que le sitúa en un nivel de apoyo similar al obtenido
por HB en los años 80, se tiene que conformar con la tercera plaza y un par de
diputados (por Gipuzkoa y Bizkaia), tras perder 4 diputados y todos sus
senadores, así como la primacía guipuzcoana y verse relegado a la tercera
posición en esta provincia, a la cuarta en Bizkaia y a la quinta en Álava, por
el trasvase de votos a Podemos y el posible abandono abstencionista de los
sectores abertzales más duros y críticos. Esto no hace más que constatar el
desgaste de sus ambigüedades ante la demanda de disolución de ETA y el escaso
atractivo de su bandera independentista. El PSE-EE, con algo más de 160. 000
votos (un 13,2%) y el retroceso más acusado que ningún otro partido, se sitúa
en su mínimo absoluto (solo rebajado por el apoyo obtenido en las primeras
elecciones autonómicas de 1980) desde 1977, lo que le relega a la cuarta
posición con 3 diputados (uno por cada provincia) y que solo es mejorada por el
tercer puesto en Bizkaia. Finalmente, el PP, con algo más de 140.000 votos (un
11,6%) y una pérdida de algo menos de 30.000 votos, se retrotrae a sus
resultados de los años 80, lo que le sitúa en la quinta posición con 2
diputados por Álava (donde añade un senador) y Bizkaia y le hace perder el
primer puesto alavés obtenido hace cuatro años. Las pérdidas del PP y la
práctica desaparición de UPyD no le son suficientes a C’s para hacerse un hueco
en Euskadi y, aunque se sitúa en sexta posición (con un 4% de los votos), sus
algo menos de 50.000 no le permiten obtener representación, pasándole factura
su falta estructura y, muy probablemente, su abierto rechazo al Concierto
Económico.
Esto cambia los equilibrios
del sistema partidista: el autonomismo obtiene el mayor número de votos desde
1977 (con más de 700.000 votos y un 58%), pero compartido por tres partidos de
izquierda (Podemos, PSE-EE e IU) y dos de centro-derecha (PP y C’s) con la
hegemonía de Podemos; el nacionalismo se sitúa por debajo del medio millón de
votos (un 39,8%) con solo dos partidos a derecha (PNV) e izquierda (EHB), pero
con la hegemonía del primero; Podemos es hegemónico, también, en la izquierda
con otro récord de casi 700.000 votos (un 57,4%) y 4 partidos; en tanto en el
centro derecha a tres, con algo más de 440.000 votos (un 36,4%), el predominio
lo vuelve a tener el PNV. Esto cambia significativamente el juego político y
los equilibrios de cara a las próximas elecciones autonómicas. Euskadi no
parece tan diferente.”
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