Afortunadamente
en el País Vasco tenemos a la Policía Nacional, porque fue la Policía Nacional
el cuerpo que hizo la detención del que es considerado “primer yihadista vasco”,
un delincuente vasco captado por un marroquí (también detenido en la misma
operación), también delicuente común, que se había conocido en la cárcel guipuzcoana
de Martutene, en la que ambos cumplían condena. ¡Alá los cría y ellos se juntan!.
Y, por cierto, parece bastante frecuente que los delincuentes comunes de la etnia
concernida acaben convirtiéndose a las ramas más radicales de su religión, no
se sabe si para expiar sus culpas o simplemente porque son presa fácil de habilidosos
captadores de carne de cañón.
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