La
brutal y cobarde agresión a Mariano Rajoy ayer en Pontevedra es lamentable
desde todo punto de vista; fue cobarde, por la espalda, cogiendo totalmente
desprevenido a una persona que no podía esperar una agresión ni, por tanto,
hacer nada para minimizarla o para defenderse.
Desde
un punto de vista simplemente humano es repugnante que un mamarracho de 17 años
agreda con un puñetazo traicionero a un señor mayor que ya ha cumplido los 60.
Desde
una perspectiva legal, se trata de un delito de atentado, pero con la
particularidad de que el autor es menor de edad, lo cual minimizará hasta
llegar al ridículo la sanción penal que se le imponga.
Desde una perspectiva política … ¡ay, desde una perspectiva política!; algunos
tendrían que hacer examen de conciencia: los “podemistas” han insultado hasta
la saciedad a los demás (hasta han tildado de cocainómano a un adversario), han
descalificado la Transición, han “cosificado” a sus adversarios, que no son “personas”,
sino “casta, han sentado las bases para la agresión a los contrincantes políticos,
de hecho el agresor de Rajoy es uno de los suyos, un “podemista” gallego. Pero
también los “sociatas” de Sánchez han abonado el lodazal que propicia la agresión:
¡en democracia no se puede tratar peor a un adversario que como lo esta
haciendo un socialismo español que está en franca decadencia!.
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